Ni Esteban ni Chacumbele
Si alguien debería condenar a Laureano Márquez es la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, por haber escogido el nombre de Esteban para dárselo a quien perdió el suyo propio tres meses después de haber prometido cambiárselo si transcurrido ese tiempo, todavía había niños de la calle. Lo único que cambió en su condición fue que los llamó "niños de la Patria". Como la patria la forman millones de venezolanos, les atribuyó entonces a esos pobres chiquillos esa pluripaternidad que algunos le espetan a él mismo cada vez que debe pagar una cuenta inflada, que le cortan la luz o el agua, o le mata un hijo el malandraje bolivariano o la policía bolivariana, o la Guardia Nacional Bolivariana, valgan las redundancias.
Deberían excomulgarlo
Si la Iglesia Católica, Apostólica y Romana debería, por la medida chiquita, excomulgar a Laureano Márquez, es por su ignorancia de la vida de los santos, en particular de los apóstoles, y en particularísima particularidad la de San Esteban. Porque a Laureano se le ocurrió llamar "Esteban" a quien ha demostrado a través de todos estos años que nos separan de febrero de 1992 , estar en las antípodas del primer mártir cristiano.
De entre sus muchos méritos que lo hacen estar a estas alturas a la diestra de Dios Padre, vamos a poner de relieve dos apenas, porque nos parece que recordarlas es aportar dos leños tamaño familiar para avivar la hoguera donde debería arder, después de su excomunión, ese hereje mal informado (pese a tener, según se nos ha dicho, un posgrado en Teología).
Su primera cualidad era la tolerancia, cosa inusual en los recién conversos, como lo fue este San Esteban mártir. Traeremos aquí el testimonio de las primeras autoridades en la materia.
Un erudito alemán
Para comenzar, Su Santidad Benedicto XVI, quien antes de ser Papa, ya era reconocido por ser un hombre muy erudito, como suelen serlo los profesores alemanes. Por él sabemos que Esteban, junto con otros seis, fue nombrado por los apóstoles para ejercer la caridad entre los cristianos "helénicos" y los "hebreos". Y por otras fuentes se sabe que lo hizo con justicia y tolerancia, sin discriminar entre uno y otros. O sea, para ponerlo en términos que sea comprensibles a los venezolanos de hoy, que no se apoyó, cuando cumplía los deberes para los cuales fue elegido, en alguna lista de un sectario San Tascón de la época.
En segundo lugar, el protomártir Esteban era un hombre de pelo en pecho, con un inmenso coraje. Dicho en otros términos, que aceptó enfrentar el plomo enemigo (o sea, en el lenguaje militar de hace dos mil años, las piedras) sin intentar refugiarse en ningún Museo Militar que por lo demás no existía entonces. No era el hombre de pedir perdón y confesarse con un monseñor Porras que todavía no había nacido.
Otro San Esteban
Tampoco era hombre de esconder luego sus lágrimas diciendo que lloraba no por tener miedo, sino pensando en los niños de Israel que, los pobres, iban a sufrir mucho si él desaparecía.
Llegado a este punto, me doy cuenta de que a lo mejor Laureano no se refería a él, sino a algún otro santo. Pero el problema subsiste, porque el otro con ese nombre que recuerda la historia es San Esteban, quien convirtió a los húngaros al cristianismo y llegó a ser el primer rey de Hungría. Pero aquí tampoco calza la comparación, pues todas las fuentes coinciden en decir que este San Esteban era valiente guerrero y muy buen organizador. No creo que del héroe del Museo Militar, del lloricón de La Orchila pueda la historia decir lo mismo. La misma fuente precisa que "El cariño del rey Esteban por la religión católica era inmenso; a los obispos y sacerdotes los trataba con extremo respeto y hacía que sus súbditos lo imitaran en demostrarles gran veneración".
¿Peleado con Tal Cual?
Jamás se le hubiese ocurrido a San Esteban acusar a un dignatario de la Iglesia de llevar a Satanás escondido en su sotana.
Para terminar con la estebanera ¿y si lo que pasó fue que a Laureano se le acabó la cuartilla y sólo pudo escribir "Esteban" cuando iba a decir "este bandido"?
Mis desocupados lectores van a creer que hoy amanecí con ganas de pelearme con mis amigos de Tal Cual, pero es que tampoco estoy de acuerdo con llamar Chacumbele al susodicho. Porque si mi memoria no me engaña ni es tan sorda como mi oído musical, el fulano Chacumbele era un personaje habanero que, decíase ("o séase", dicen los cubanos)... "él mismito se mató". Y yo creo que de este personaje es prácticamente imposible que algún día se pueda decir eso. Y me baso para decirlo en algunos hechos recientes, así como en la opinión de un destacado profesional de la psiquiatría.
Se sabía de su inmenso ego, y de que quería superar en años de gobierno a Gómez en Venezuela, a Porfirio Díaz en México y a Fidel Castro en Cuba.
Pero todo eso quedaría, aún si exagerado, reducido al ámbito de una vida humana. Pero esta semana, azuzado por los chillidos de sus focas, elevó su aspiración a novecientos años. Por supuesto, ni un atarantado como él lo dice así, sino como un silogismo: si su "revolución" va a vivir novecientos años, y ella es inconcebible sin él, ergo...
Lo otro es lo que dice el Dr. Franzel Delgado Senior: que un narciso como él no se suicida. De acuerdo, doctor: él siempre se meterá el tiro a cuarenta codos por encima de su cabeza, que es donde él cree que está situada su sien.
Fuente: El Universal
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